Desde devastadoras inundaciones en Pakistán, hasta incendios forestales en Serbia, los efectos de la emergencia climática se están sintiendo en todo el mundo y las Naciones Unidas piden más inversiones ahora para ayudar a las naciones a adaptarse a un entorno cada vez más inestable.
Si queremos tener alguna posibilidad de minimizar el impacto del cambio climático, tenemos que lograr el objetivo de reducir las temperaturas globales a 1,5 grados por encima de los niveles preindustriales, tal y como estipuló el Acuerdo de París. Para conseguirlo, todas las naciones deben hacer recortes importantes en las emisiones de combustibles fósiles y hacer la transición a una economía baja en carbono. Este sigue siendo el mensaje, pero, con unos fenómenos meteorológicos extremos cada vez más frecuentes y que amenazan la seguridad alimentaria y la estabilidad mundial, es necesario tomar medidas más urgentes para ayudar a los países a adaptarse a un planeta más hostil.
ONU ha preparado cinco formas probadas y comprobadas en las que las naciones pueden volverse más resistentes frente al cambio climático:
1. Crear sistemas de alerta temprana
Una investigación reciente muestra que la advertencia de una ola de calor o una tormenta 24 horas antes de su llegada puede reducir sus daños en un 30%. Los sistemas de alerta temprana que brindan pronósticos climáticos son una de las medidas de adaptación más rentables y generan alrededor de nueve dólares de beneficios totales por cada dólar invertido. Con advertencias oportunas, las personas pueden tomar medidas anticipadas como bloquear puertas con sacos de arena para prevenir inundaciones, hacer acopio de artículos básicos o, en algunos casos extremos, evacuar sus hogares.
En Bangladesh, por ejemplo, incluso cuando el cambio climático se vuelve más severo, el número de muertes por ciclones se ha reducido 100 veces en los últimos 40 años, debido principalmente a la mejora de las alertas tempranas. Pese a ello, hoy en día, un tercio de la población mundial todavía no está adecuadamente cubierta por tales sistemas.
Además, tras concentrar los esfuerzos principalmente en tormentas, inundaciones y sequías, ahora es necesario integrar a los sistemas de alerta temprana otros peligros como las olas de calor y los incendios forestales, que se están volviendo más comunes e intensos.
A principios de este año, el Secretario General de la ONU encargó a la Organización Meteorológica Mundial que liderará el desarrollo de un plan de acción para garantizar que todas las personas del mundo estén cubiertas por alertas tempranas en los próximos cinco años.
2. Restauración de ecosistemas
La década de las Naciones Unidas para la Restauración de los Ecosistemas lanzada por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y sus socios en 2021 desencadenó un movimiento global para restaurar los ecosistemas del mundo.
Este esfuerzo de restauración mundial no solo absorberá carbono, sino que también aumentará los “servicios eco sistémicos” para defender al mundo de sus impactos más devastadores. En las ciudades, la restauración de los bosques urbanos refresca el aire y reduce las olas de calor. En un día soleado normal, un solo árbol proporciona un efecto refrescante equivalente a dos acondicionadores de aire domésticos funcionando durante 24 horas. En las costas, los bosques de manglares proporcionan defensas marinas naturales contra las marejadas ciclónicas al reducir la altura y la fuerza de las olas del mar. Además, proteger los manglares es 1000 veces menos costoso por kilómetro que construir diques.
En altitudes elevadas, el reverdecimiento de las laderas de las montañas protege a las comunidades de los deslizamientos de tierra y avalanchas inducidos por el clima. Por ejemplo, en la isla de Anjouan en las Comoras, la deforestación estaba secando el suelo y convirtiendo los bosques en desiertos. Con el apoyo de la citada agencia de la ONU, se ha establecido un proyecto para plantar 1,4 millones de árboles durante cuatro años y frenar así la erosión, así como retener agua y nutrientes en el suelo.
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